viernes, 2 de junio de 2017

MINKA, el fin de un ciclo

Crónica 

MINKA (movimiento indianista katarista)
El fin de un ciclo

Por: Pablo Velásquez Mamani 



Hace 8 años, en la ciudad de El Alto, nacía el MINKA (movimiento indianista katarista) con muchas expectativas. Muchas ellas se cumplieron y otras, no. Esta es una breve  crónica de la historia de sus aciertos y desaciertos.
La historia del indianismo y el katarismo ha sido escrita por personas ajenas al movimiento, e incluso por personas contrarias al mismo. Quedando a consecuencia, una historia parcializada con varios matices incomprensibles a momentos; es decir, muy poco que aprender sin entreverarse en la confusión.
Por estas dos razones, y como  miembro fundador que militó en todas las épocas del MINKA,  me veo en el deber de escribir este sucinto resumen para que-reiterando- nosotros mismos escribamos nuestra historia y aprendamos algo de ella.
Antecedentes
Después de la aparición del indianismo y el katarismo en los  70s y 80s, poco quedaba en los 90s, siendo la última irrupción política en el 2000. Este vacío organizativo suponía la extinción de estas ideologías, pues no lograban la reproducción, esto a pesar de que su interpretación era correcta: el colonialismo tanto externo como interno como problema estructural en Bolivia.
Aunque sin ideología, la juventud aymara se veía obligada a buscar respuesta a este problema colonial. Es así que por circunstancias particulares cada cual encontró al indianismo, y luego al katarismo.
Varios jóvenes  entre agrupaciones e intentos de agrupaciones, con el rotulo de indianista, se preocupaban por ideologizarse tomando diversos caminos. Una vez conocida la ideología, siempre quedaba el anhelo de organizarse.

Breve historia del MINKA
El MINKA asumió y desarrolló actividades con  distintos objetivos y con diferentes actores; resultando 3 épocas diferenciales no excluyentes entre sí: la de articulación y coordinación; la de organización y formación, y la de reflexión y crítica.

Primera época: articulación y coordinación
Habiendo militantes del indianismo, de diversos lugares y posiciones, era necesario organizarse en un ente para trabajar políticamente de manera multiforme. De esta preocupación se coordinan reuniones para conformar un grupo.
Entonces, jóvenes de la UPEA, de la UMSA, y de  Achacachi, en los meses de abril y mayo de 2009, efectuamos varias reuniones de pre-entendimiento, confluyendo todos  en la última reunión en las aulas de la carrera de sociología- UPEA,  lugar donde fundamos el M.IN.KA. (Movimiento Indianista Katarista), el “3 de mayo” de 2009.
La discusión fue bastante prolija en la medida de nuestros alcances. Hasta  que finalmente decidimos establecer un grupo de coordinación, lo suficientemente amplio y especifico. Saldado ese punto, el nombre fue otro gran tema de debate. Si bien  casi todos eran indianistas se tenía la idea de unificar indianismo y katarismo, e incluso amautismo.  Entonces en una reformulación, ya que se trataba de una coordinadora y  debía incluirse las palabras indianismo y katarismo, se incluyó el vocablo movimiento, con intención de mostrar la dimensión de lo se pretendía: aglutinar toda forma política de accionar de esa nueva generación, desde partidos políticos  hasta producción cultural y cotidiana: una común-unidad con un solo fin. Entonces surge el nombre MINKA, con su doble significado: como sigla y como esa práctica ancestral por un fin determinado. Lamentablemente al calor de la emoción, no se redactó un acta de fundación, motivo por el cual, se decidió que su fecha fuera el 3 mayo.
Entre los fundadores estuvieron los jóvenes: de Achacachi, Wilson Copana, Florencio Apaza, Efraín Quenta, Wilson Mamani,  Edgar Huallpa y Neyva Flores; de la UPEA, Jaime Flores, Jesús Humerez, José Rodríguez, Anria Argote, Noelia Torrez; de la UMSA, Nilda Alejo, Wilma Marza, Nancy Choque, Miguel Tola y Pablo Velásquez. 
Paulatinamente se fueron uniendo: Eduardo Quisbert, Alberto Condori, Jorge Rodríguez, Saúl Flores, Limber Franco, Fernando Vargas, Eloy Tarqui, Carlos Macusaya y Wilmer Machaca.
Las tres únicas actividades que se lograron fueron: la participación en la IV cumbre continental de pueblos y nacionalidades indígenas del Abya Yala (2009), la movilización por El verdadero grito libertario del Abya Yala (2009);  y la protesta por el 12 de octubre (2009). 
A pesar de los intentos de conciliación e institucionalización, la intención de que el MINKA fuera un ente de coordinación quedó truncada por la falta de experiencia y la distancia entre sus miembros. Y es cuando  se dio la primera escisión, emergiendo el MLIK  (movimiento de liberación indianista katarista) a cargo de los jóvenes de Achacachi, y quedando el nombre de MINKA para los jóvenes de El Alto y La Paz. Aunque de forma casi inmediata se conformó otra organización  matriz denominada CIKA (comunidad indianista katarista amautica), que no logró consolidarse.

 Esta primera etapa, sin duda, estuvo caracterizada por la idea de articulación y coordinación con varios grupos similares. Ello a pesar de que no estaban dadas las condiciones para lograr el objetivo. La efervescencia de sus miembros era igual a su participación, de momentos aparecían unos, y a veces otros. Para entonces era difícil prever que esa iba a ser la característica del grupo, la intermitencia. 
De todas formas se lograron realizar varias actividades entre las que resalta el ULAQA (2010), encuentro nacional indianista katarista, con la disposición de los grupos  Coca-chimpu, MINKA y el centro de estudiantes de sociología-UPEA, entre otras organizaciones.


Segunda época: organización y formación
Con mucho ánimo y algo de experiencia, el MINKA trataba de consolidarse y buscaba la forma de hacerlo. Fue entonces que instintiva y conscientemente, se dedicó a la gestión de varios eventos con la intención de divulgación y formación en el pensamiento indianista y katarista. 
Sobresalen actividades como: la edición y presentación del libro la revolución india de Fausto Reinaga (2011-2012), tanto a nivel nacional como internacional, para luego culminar en el Payir Ulaqa (2012): Curso de formación política indianista katarista, que pretendió tener la participación de todos los indianistas y kataristas históricos y recopilar todas las experiencias e historias. 
Y por otro lado, se elaboraron de manera alternativa algunos materiales de formación. Sin embargo, tampoco las condiciones estuvieron dadas para este objetivo. El trabajo organizativo era casi por completo de esfuerzo individual, y los resultados eran bastante magros en relación a las expectativas. Aun así, el conocimiento se gestaba en base a la experiencia ganada. 
En este periodo se vincularon más personas al movimiento, aunque de forma ocasional. Unos que participaban bastante en la primera época se desligaban para que otros asuman ese rol.

Tercera época: reflexión y crítica. 
Aunque la reflexión y crítica nunca estuvieron ausentes del MINKA, fue en este periodo donde se mostraron de manera más clara y efusiva. Emergieron entonces las individualidades en toda su magnitud,   con la elaboración de discursos propios en artículos y ensayos variados. Las temáticas concentradas fueron la crítica del pachamamismo y la consideración social-política contemporánea. Por este trabajo y la difusión de más material de formación, se consolidaba nuestra presencia en las redes sociales y la web a nivel local e internacional. Y ante todo, habíamos logrado institucionalizar el discurso indianista-katarista como unidad teórica. 
Por lo  mismo, intentamos de virar la mirada a otras dimensiones de la política. La producción intelectual mediante en una revista oficial y la  revisión de los preceptos del indianismo y katarismo en  casi todas las producciones. Se trataba pues de una autocrítica ideológica. Y por lado,  también se experimentaba en el campo cultural con un festival musical.
En sus individualidades el MINKA logró cierto reconocimiento que incluso desembocó en algunas referencias públicas de personajes y se realizó alguna tesis sobre el movimiento. 

Aciertos y desaciertos
A lo largo de estos años el MINKA logró generar ciertas expectativas, acumular experiencia y logros. Pero quedan lecciones valiosas que bien puede servir a nosotros mismos y a otros grupos. 
Como una de las pocas agrupaciones indianista-kataristas, de aquel tiempo, logramos impulsar y consolidar la ideología tanto de manera local como internacional. En la localidad gran parte de nuestro trabajo se realizó en la universidad  y espacios académicos. A nivel internacional, la tentativa fue siempre la discusión y reflexión.
Un avance fundamental fue posicionar la figura ideológica de Fausto Reinaga y el indianismo.  Y aunque con lamentables resultados, el MINKA en su primera etapa fue el mayor difusor de Reinaga.
En cuanto a la producción ideológica, a parte de la revisión y la autocrítica de las bases del indianismo y katarismo, emprendimos nuevos caminos.
Sin embargo a pesar de estos aciertos, quedan muchas falencias que ahora nos llevan a la reestructuración. 
La individualidad característica de los miembros  ha sido positiva y negativa a la vez. Si por un lado la diversidad enriquecía la discusión e interpretación política, por el otro, tenía como resultado la falta de unidad que impedía ser grupo en plenitud.
Esa pluralidad y apertura de pensamiento fue útil para generar ideas y reflexión, pero eso no aplicó para la política. De tal manera que el MINKA tiene variabilidad y versatilidad en su discurso con sus distintos representantes. No obstante, todos no piensan lo mismo, y tampoco  tienen el mismo fin. Es decir, no hubo  un núcleo de cohesión  a largo plazo.
La carencia de cohesión y la pluralidad han llevado a la militancia indiscernible. No hubo certeza de si el compromiso de sus miembros fue con una ideología o con una persona.
La complicada tarea de revivir la ideología y de  remozarla, distrajo la atención de una institucionalización interna. Cuando no hay metas específicas ni resultados muchos terminan abandonando el proyecto. Como referente se logró la difusión ideológica y simpatía de varios jóvenes que buscaban resultados inmediatos, a los que el movimiento no lograba ofrecer respuesta por falta de condiciones.
La búsqueda de otros formas políticas llevó al desvió de la fundamental, que es el acceso poder. Resultando que el MINKA tiene interesantes ideas, pero escaso poder. La preocupación por la reflexión y el debate fue un gran avance, pero llevó al descuido de la asunción a espacios de decisión política.
Al igual que la anterior generación de indianista y kataristas, el MINKA tuvo problemas con la regeneración. Puede ser que los caminos que recorrieron no nos sirvieron de mucho, pues tuvimos que volverlos a recorrer, y un inicio de cero es siempre difícil. 
Finalmente, el error recurrente de mezclar asuntos personales con la ideología no estuvo ausente. La suposición de que todos los miembros estaban al mismo nivel de formación política llevó a la dejadez de la misma.
El MINKA  fue una especie de semillero  donde se gestaron diversas ideas y liderazgos. Muy pocos han persistido desde la fundación y una buena parte de los miembros han adoptado un camino distinto cada cual.  Al cierre de este ciclo, un grupo selecto ha quedado a la espera de otros miembros y un nuevo ciclo con diferentes desafíos  y pretensiones.
Se podrían decir muchas cosas sobre este pequeño movimiento, sin embargo, creemos este pequeño resumen ayudará a vislumbrar mucho sobre la historia del indianismo katarismo contemporáneo.